Al inicio de la producción en masa, eran operadores los encargados de taponar las botellas o envases de un producto determinado. Esto conllevaba tanto mermas en la calidad como mayor tiempo, además de la fatiga producida a quien se encargaba de esta etapa. Las máquinas taponadoras actuales son automáticas, por lo que se agiliza la etapa de sellado o taponado del producto.

Además de la rapidez, se evita cualquier derrame, merma o errores en el sellado correcto del envase o botella. Las taponadoras pueden adaptarse además a distintos recipientes y tapas, ya sea a presión, roscado, etc. Por tanto, hay una agilidad en el sellado, se disminuye cualquier error humano, se aumenta la calidad del producto, así como la producción y se requiere de menos personal en esa área. Por si fuera poco, las tapadoras son adaptables a distintos cabezales, sin tener que adquirir diferentes máquinas taponadoras en la producción.